Rosa Navarro Durán, "Lazarillo de Tormes y la novela picaresca", en Mitos literarios españoles, José María Díez Borque (ed.), Real Academia Española en Roma, Madrid, 2004, pp. 45-61. DL M-22000-2004. ISBN 84-609-1093-8.

[Breves fragmentos del artículo]:

El destinatario de la declaración es una dama porque Lázaro utiliza para referirse a ella ese pronombre femenino, "ella", cuando abandona el ambiguo "Vuestra Merced". "Vuestra Merced" -a quien Lázaro nunca se dirige con un vocativo- "está delante" porque a ella va destinada la declaración de Lázaro; es fórmula semejante al "está presente" de los documentos. En Las CCC del famosísimo poeta Juan de Mena con glosa de Hernán Núñez, impresas en Sevilla en 1499, de cuyo prólogo tomó el autor del Lazarillo para el suyo la idea de la fama que mueve a escribir, junto a la cita de Cicerón "La honra cría las artes", como señaló A. Rumeau, hay una expresión de disculpa equivalente a la citada, que el escritor dirige a los lectores al decir una palabra que considera vulgar: "los quales el vulgo suele llamar alcahuetes (hablando con mucho honor de los letores)", f. LXVI v. Y no sólo es semejante por su función, sino por su destinatario porque en ambos casos está fuera del texto: son los lectores en las glosas; y en la declaración de Lázaro, Vuestra Merced, a quien va dirigida. [...]

Alfonso de Valdés tomó para el nacimiento de Lázaro elementos de tres biografías contadas por Hernán Núñez [...]. La presencia de la expresión "la madre preñada de él" y el alumbramiento súbito se repiten, y de forma más cercana aún al Lazarillo, en la vida de Homero:

"[...] Y como estouiesse preñada, llegando el tiempo del parto, espaciándose por la ribera del sobredicho río Meletes, le vinieron dolores del parto y parió a Homero [...] Mandaron pregonar que qualquier que quisiesse seguir el partido de los lydos saliesse de la cibdad; entonces Homero, que era ya mancebo de edad, junto con otros mancebos, dixo que él lo quería seguir y de [ ] le llamaron Homero, como antes se dixesse Melesigenes. [...] ¡O, Homero, dichoso y desdichado, nacido para entramas su[e]rtes!" (f. XCII).

[...] Lázaro, como Homero, toma nombre del río a cuya orilla le coge el parto a su madre. Este motivo del alumbramiento repentino todavía reaparece en la vida de Virgilio, aunque ya no asociado al río. Curiosamente se le unen otros detalles que, aunque con una función totalmente distinta, están también en el Lazarillo [...]. Alfonso de Valdés leyó muy bien las glosas de Hernán Núñez: son a la vez fuente de pasajes esenciales del Lazarillo y otro de los muchos enlaces que traban sus obras y que ofrecen su retrato como inteligentísimo lector, como abeja renacentista que supo libar del néctar de sus lecturas y crear una obra espléndida.